viernes, 22 de febrero de 2013

1. VALORES MORALES EN UNIVERSIDADES

1. VALORES MORALES EN UNIVERSIDADES
DE LEONCIO PRADO
"Está dentro de lo natural que los jóvenes sean vehementes,
mordaces y severos" Samuel Johnson.

En el año 2007 motivados por el Dr. Carlos Quispez Armijo, docente de la Escuela de postgrado de la UDH, escribimos artículos interesantes sobre temas educativos y logramos elaborar un libro cuyo título es “Ensayos en Educación Superior en la provincia de Leoncio Prado”. Es inédito, nunca fue publicado, ni leído por las autoridades universitarias. Lo vuelvo a retomar porque todavía tiene vigencia.

Durante la presente semana al escuchar una publicidad de “Fiesta de Cachimbo 2011-2” de una universidad que se autodenomina la “verdadera” y que vuelve a realizar este tipo de actividades que contradicen todo sentido común de respeto a menores de edad que ingresan a estudiar una carrera profesional, al ofrecerles una Fiesta del Cachimbo con la elección de “Miss y Mister mariposa” que están publicitando y que se llevará a cabo en una de las discotecas de la ciudad.
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Hace cuatro años atrás, como periodista y educador, inicié una campaña para frenar las “Fiestas de Cachimbo” en las discotecas que de manera exagerada realizaban las universidades públicas y privadas en Tingo María. Cada especialidad o Escuela realizaba su Fiesta del Cachimbo. Como resultado de esta denuncia social, se pudo apreciar que las autoridades universitarias frenaron, por iniciativa propia, este tipo de celebraciones que más responde a una sociedad consumista y degeneradora de valores morales. Peor aún, si tenemos en cuenta que nuestros cachimbos en su mayoría son menores de edad.

Sólo en Tingo María se puede aceptar el ingreso de menores de edad a las discotecas, con motivo de la fiesta del cachimbo. Además, es frecuente en estas discotecas el anuncio de concursos de travesti, gay, homosexualidad, desviación sexual, mariconada o como quiera llamarse a este tipo de perversión que fomentan personas inescrupulosas, a quienes sólo les interesa el aspecto económico. Sería bueno saber quiénes son lo organizadores, ¿Quiénes son las autoridades universitarias que autorizan este tipo de actividad?, ¿A dónde irán a parar esos fondos que van a  obtener? ¿Justifica recaudar fondos de ésta manera?

Por lo menos, la publicidad identifica a la Escuela de Enfermería de la sede de Tingo María, no sé quién podrá ser el o la coordinadora de esta Escuela, qué valores morales practica… de igual manera quién es el coordinador académico y/o administrativo de esta sede que permite esta incoherencia que favorece a la sociedad consumista y a los que venden licor (los negocios más rentables en Tingo María), respaldado por autoridades universitarias, olvidándose que representan a instituciones académicas en donde se cultivan los valores, la ciencia, tecnología e investigación.

No soy aguafiestas, pero deben haber formas más dignas de festejar una fiesta de “cachimbo” esa “alegría” de haber ingresado a una universidad, en donde la posibilidad de ingreso no sea el 100 % de seguridad, es decir, en nuestras universidades particulares se cumple con la formalidad del examen de ingreso. De manera objetiva, me parece que no ha habido selección y en consecuencia no se justifica celebración alguna, peor aún en una discoteca.
Como tuve la suerte de estudiar en varias universidades, les referiré como ejemplo, que para ingresar a la Universidad  Nacional José Faustino Sánchez Carrión, se tenía que competir once a uno, es decir, de cada once postulantes, uno ingresaba. En la UNHEVAL y la UNAS es de seis a uno, de todas maneras hay selección y calidad. En las particulares es de uno a uno, es decir, todos ingresan. Entonces… ¿Qué están celebrando?

La primera experiencia de ser cachimbo se inicia con el corte de pelo por los “antiguos”, y sucede cuando los cachimbos, todo inocente, vamos a ver las listas de ingresantes por especialidades. Es tanto nuestro interés que nos olvidamos que en nuestro alrededor están los “antiguos” que están a la espera de nuestras emociones…ni bien dices: ¡ingresé! Ya te están agarrando cuatro o cinco universitarios para cortarte el pelo, en mi  época se llamaba “trasquilar”, nadie se salvaba, porque todavía había otra oportunidad, para el caso que algún cachimbo avivato se haya salvado mandando averiguar a otra persona… Era en la fiesta de cachimbo, allí se pasaba revista en la entrada, recuerdo que me “trasquilaron” y me sentía feliz de ser universitario, un adolescente de diecisiete años que emergía de la extrema pobreza para ser un futuro profesional… Allí estaba mi cabeza, a disposición de los “antiguos” que inventaban los cortes “tomahawk”, “moroco”, “pelado” “bacín”, entre otros nombres que escapan de mi memoria, pero tenía mi gorrita. Ya sabíamos lo que nos iba a pasar a los cachimbos.

La ceremonia empezaba a las seis de la tarde. A partir de las siete la fiesta… y a las doce de la noche terminaba todo. Recuerdo que era un sábado, fueron los Pasteles Verdes los que tocaron en mi fiesta de Cachimbo… inolvidable, mi primera corbata, mi primer terno, mi primera pareja, el primer baile con conjunto musical. Allí estaba mi compañero de sesenta años, mi entrañable amigo Solís… Las autoridades preveían todo, tal vez algún exceso de algunos cachimbos o padres de familia y por eso la fiesta era un día sábado, el domingo para descansar de la “resaca”, y el lunes empezar nuestra vida universitaria.

Un solo día, una sola ceremonia de bienvenida, una sola fiesta, una sola emoción.  Una sola fiesta en el campus universitario para todos los cachimbos, de todas las especialidades, reconocimiento a los primeros puestos y una fiesta en donde el consumo de licor era mínimo. Nuestra edad y nuestras costumbres citadinas eran diferentes a la realidad social de nuestra región, que está influenciada por el narcotráfico, la ostentación del dinero y la vanidad de decir que se tiene dinero, buscar e inventar razones para celebrar y embriagarse.

No soy enemigo de las discotecas, ni que sea malo que los jóvenes acudan a divertirse: Eso es otra cosa, es la vida particular, la libre decisión… pero no pueden obligar a asistir a una discoteca para iniciarlos en este tipo de diversión, en forma obligatoria… Es de mala fe. Me trae a la memoria el recuerdo de una excursión a la ciudad de Trujillo, en donde los administradores de las discotecas del centro de la ciudad negaron el ingreso a nuestras alumnas de dieciséis y diecisiete años para bailar un par de horas en la tarde y de manera exclusiva entre ellos. Tajantemente me dijeron: Disculpe profesor, lea ése letrero y si cumplen los requisitos pueden ingresar. Aquí las autoridades son muy estrictas y nos pueden clausurar el local. El letrero decía: “Prohibido el ingreso de menores de18 años”.

Finalmente, hay medios de comunicación que hablan de responsabilidad social, del código de ética de la radiodifusión, pero difunden, durante el día, actividades en discotecas de vedettes, travestis, concursos gay, mariposones nacionales e internacionales,  que no deberían ser vistos por los niños. Tal vez no tendrán hijos, tal vez no tendrán hermanos menores, tal vez no les preocupe la degeneración de nuestra juventud… pero sí les interesa el dinero que cobran por este tipo de publicidad que debería pasarse en horas de la noche, cuando nuestros niños y escolares están descansando.

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