sábado, 23 de febrero de 2013

9. LA RESILIENCIA

9. LA RESILIENCIA

"La dignidad no consiste en nuestros honores, sino en
el reconocimiento de merecer lo que tenemos"  Aristóteles.

Estando próximos a ingresar a una crisis económica mundial, cuyos efectos repercutirán en nuestro país con mayor desempleo y pérdida de la capacidad adquisitiva de las familias, especialmente de los más pobres, tenemos que poner en práctica nuestra capacidad de resiliencia para salir adelante a pesar de la adversidad. Motivo por el cual comparto este material del Centro de Formación en Técnicas de Evaluación Psicológica y otras fuentes del Internet para fortalecer nuestras decisiones de salir de la pobreza, utilizando nuestras mejores herramientas: el estudio, trabajo y disciplina.

La resiliencia es esa capacidad para  resistir, tolerar la  presión, los obstáculos y pese a ello hacer las cosas correctas, bien hechas, cuando todo parece actuar en nuestra contra se ha convertido en un concepto que integra ingredientes psicológicos, social, emocionales, cognitivos, culturales, étnicos, etc.

La resiliencia en el campo social y humano: Gloria Laengle, señala: "Es la capacidad del ser humano de sobreponerse a sus dificultades y al mismo tiempo aprender de sus errores". Por otro lado, Ángela Quintero, refiere como: "la capacidad de la familia de adaptarse y construir a partir de la adversidad". En forma similar, Helena Combariza menciona: "Al hablar de resiliencia humana se afirma que es la capacidad de un individuo o de un sistema social de vivir bien y desarrollarse positivamente, a pesar de las difíciles condiciones de vida y más aún, de salir fortalecidos y ser transformados por ellas".

La resiliencia distingue dos componentes: la resistencia frente a la destrucción, esto es, la capacidad de proteger la propia integridad bajo presión; por otra parte, más allá de la resistencia, y la capacidad para construir un conductismo vital positivo pese a circunstancias difíciles.

Su aplicación en el plano educativo:
¿Por qué surge este enfoque de la resiliencia en el terreno educativo?
Porque hoy día se sabe como primario la necesidad de fortalecer a los niños interiormente para que puedan resistir a las dificultades de este mundo tan difícil. Tan globalizado. Fortalecerlos es informarlos, formarlos, favorecer las vivencias de cada etapa de crecimiento, físico y psíquico, sin apurar sus tiempos y conociendo sus potencias y sus características espirituales. Y acercarlo a través de diversos modos, técnicas... en el conocimiento de sí mismo.

¿Con cuánta frecuencia amenazan con enterrar a nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes, el hambre, la pobreza, la falta de oportunidades educativas, la falta de empleo, la falta de un entorno familiar seguro y afectivo que les permita educarse y desarrollarse sanamente? ¿Cuántos de ellos no son amenazados por la droga, la prostitución, la tentación de ganar dinero fácil y otras amenazas parecidas en sus barrios, y hasta en sus propios hogares y escuelas? ¿Cuántos de ellos logran sobreponerse a esas amenazas, vencerlas y salir fortalecidos y cuántos sucumben a ellas y terminan entregando sus jóvenes vidas al dios de la injusticia?

La resiliencia, entendida como la capacidad para enfrentar los riesgos y los problemas y salir exitosos y fortalecidos de dichas amenazas, se constituye en un medio privilegiado para preparar a los miembros de nuestra comunidad para encarar dichos riesgos y amenazas con una gran dosis de seguridad, confianza y premunido de valores que priman por encima de todo.

Los docentes que enseñen la resiliencia deben practicarla en su propia vida, ya que los profesores también enfrentan situaciones de riesgo. ¿Cómo se puede esperar que los estudiantes enfrenten los desafíos que se le presentan adoptando conductas y actitudes más resilientes si los docentes no manifiestan esas cualidades? Si los educadores no han desarrollado las capacidades para sobreponerse a las dificultades y riesgos que se le presentan diariamente ¿cómo podrían estar en condiciones de fomentar una conducta resiliente entre sus educandos?

El modelo de hogar así como la comunidad juegan un rol importante en el desarrollo de habilidades resilientes. Si los estudiantes provienen de hogares y comunidades fuertes, autónomas y solidarias, la construcción de la resiliencia en la escuela no será tan imprescindible o será más fácil. En cambio, si vienen de hogares y comunidades débiles, que brindan escaso apoyo y afecto, o están frente a escasos modelos de conducta resiliente, es posible que algunos estudiantes excepcionales puedan superar estas desventajas y tener éxito, sin embargo, la mayoría requerirá de un grupo de docentes solidario, capacitado y hábil para lograr el éxito en sus estudios y en su vida. En realidad, dada la situación de abandono material y psicológico en el que se encuentran miles de niños y adolescentes de nuestra patria, es posible que ésta sea la única esperanza que muchos de ellos tienen para pasar del riesgo a la conducta resiliente.

Los docentes estamos llamados a ser los modelos de resiliencia que los educandos de nuestro país necesitan. Asumiendo esta responsabilidad presento las siguientes recomendaciones:
1.      Organizar el presupuesto familiar para administrarlo mejor.
2.      Adoptar algunas medidas de austeridad, descartando gastos superfluos.
3.      Practicar el ahorro ante la posibilidad de desempleo.
4.      Utilizar los fines de semana para fortalecer la vida familiar.
5.      Reducir los gastos en la mal llamada “vida social” de fines de semana.
6.      Conversar con los miembros de la familia sobre el uso responsable del dinero.
7.      Los padres debemos dar ejemplo del cumplimiento de estas medidas.
8.      Fortalecer los deseos de superación a pesar de las nuevas dificultades.
9.      Ante la falta de empleo, ver las posibilidades de establecer un negocio familiar.
10.  Disciplinar nuestra vida mediante un horario para el estudio, trabajo y recreación.

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